samedi 6 juin 2015

El Bar de Pepe


El bar de Pepe era un bar de mala muerte. Un bar Manolo. Un asqueroso agujero de soledades nocturnas y mejunjes sospechosos. Olía a churros, a rabas, a croquetas, a brandy, y a todo un poco. Quizás era ése "a todo un poco" que lo hacía tan familiar. Esos olores en los que aparece de repente, toda la experiencia humana. Todo lo vivido está ahí, flotando en el aire.

Pedí un bourbon con un par de hielos y me senté en un taburete, en la barra. No me sorprendió lo pegajosa que estaba ni lo infectos que parecían los restos de raciones anunciándose en la vitrina. No me sorprendió porque quería estar ahí; me gustaba estar ahí, presente, jugando a ser otro. O a ser yo mismo. O a "todo un poco". Sonaba "La Leyenda del Tiempo", de Camarón. Y yo estaba más vivo que nunca.

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